Relato Gay – Tarde de invierno en el Sex Shop

Era invierno y tenía unas ganas tremendas de mamar un buen rabo. Salir de cruising era dificil, ya que hacía frío y llovía. Así que decidí ir a un sex shop cerca de mi casa en Nuevos Ministerios y probar suerte.

Al entrar agradecí la calefacción y tras cambiar dinero por fichas, me metí en una de las cabinas.

En este Sex Shop hay dos tipos de cabinas, unas en las que solo puedes ver vídeos porno tranquilamente y otras unas que tienen unos agujeros en las paredes con unas pequeñas puertas que se pueden cerrar desde cada lado de la pared. Los conocidos como «Glory Holes».

Yo me metí en una de las cabinas centrales para tener dos aberturas para tener mas oportunidades de placer.

Tras entrar en la cabina y echar algunas monedas, cerré la puerta y me desnude completamente.

Me senté en el sillón y eche un vistazo a las películas mientras esperaba una buena polla.

Empecé a tocarme y mi rabo se puso duro enseguida. Estaba pajeándome con una mano y con la otra jugando con mi culo, cuando se abrió uno de los agujeros y salió una polla negra.

Me arrodillé en el frió suelo y empece a mamarla mientras me pajeaba. Aquella polla se ponía cada vez mas dura.

Me estaba dando buena caña cuando escuche abrirse la puerta de la cabina. Apareció la cabeza de un tío de unos 40 años, alto, moreno, y bastante fuerte. Echó un vistazo y viendo el sex show que había, entró y cerró la puerta.

Yo seguía masturbando al primero, mientras el tío que había entrado se sacó la polla. De repente, la polla que estaba entre mis manos empezó a lefarme y aproveché para lubricar mi propia polla.

Empece a comerle la polla al nuevo inquilino, mientras con el rabillo del ojo veía que por el agujero aparecía otra polla que él masturbaba mientras yo le comía la polla.

Me saco su polla de la boca y se agacho a mi lado para que nos comiéramos ese rabo a dúo. Nuestras salivas y lenguas se entremezclaban mientras el tío se desnudaba hasta quedarse en pelotas como yo.

Dejó la polla del de la cabina de al lado para sentarse en el sillón. En ese momento me dí cuenta que el tío tenía unos buenos muslos de gym y unos pectorales con unos pezones grandes que estuve comiendo un rato. Mientras el seguía masturbando al de la cabina de al lado hasta que se corrió echándome parte de su lefa en la espalda.

Los dos estábamos muy cachondos, tanto que el tío me dijo «Necesito correrme«

Yo me arrodillé delante y me tragué su polla mientras se corría echándome su lefada en la cara.

Me quedé exhausto, cubierto por cuatro corridas distintas en menos de media hora, desnudo en el sillón mientras el tío recogía su ropa y yo veía como otra polla aparecía en el agujero… pero ya no podía más.

Descansé un rato, me limpié y me fui a casa.

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