Relato Gay – Tarde de domingo en la sauna

El domingo por la tarde estaba aburrido en casa y decicí ir un rato a la sauna.

Hacía mucho que no me acercaba, y me sorprendió porque me la esperaba petada de gente y estaba súper tranquila.

Di unas vueltas en busca de algo de sexo y saludé a unos cuantos conocidos y amiguetes.

Es curiosa la relación que se establece con la gente en estos lugares: son tíos con los que has follado pero con los que fuera de allí no me relaciono. Entonces la conversación es un hola qué tal, pues ya ves aquí, no hay mucha gente ¿no? pues nada, a dar una vuelta… Es gracioso. Pero no me suelo quedar mucho rato hablando con ellos. Primero porque no tengo mucho de qué hablar, y luego porque quitan morbo, no me gustan.

Sin darme cuenta del tiempo que llevaba allí, me di cuenta que se había llenado. Bastantes caras conocidas, pero también mucho desconocido, como si hubiera habido alguna quedada tipo orgullo. Muchos iban curioseando, mirando a todos lados, como si estuvieran descubriendo la sauna.

Y entonces de repente veo entrar a un super macho…

Un tío cerca de la treintena, alto, cara de hetero empotrador y un pectoral de escándalo, todo cubierto de vello. De pelicula porno de la producto men.com

Y empezó la procesión de Semana Santa. Allí donde iba el tío, llevaba detrás una procesión de tíos siguiéndolo a la espera de ser el elegido.

Yo no iba a ser menos y provoqué un cruce con contacto en el pasillo de la sauna húmeda, pero el tío pasó de mí. No volví a intentarlo. Salí, me quedé apoyado y comenté con un amigo la situación.

En un momento en el que el grueso de la gente fue hacia el cuarto oscuro me quedé tranquilo en el pasillo de la sauna húmeda, apoyado en la barandilla.

Y llegó un tío delgado, alto, un poco más joven que yo, y se cruzó conmigo. Eché el culo hacia atrás y lo obligué a tener que tocarme para pasar. No se cortó y al pasar me metió mano. Yo tampoco y le eché mano a la toalla.

Nos toqueteamos polla y pecho allí mismo. Él estaba muy afanado en mi polla, pero como él no la tenía dura me agaché y se la comí. Al minuto ya estaba en marcha: una polla de buen tamaño.

En cuanto me levanté seguimos con los toqueteos y me llevó la mano al culo. Le propuse ir a una cabina, porque ya teníamos público alrededor.

Pasé por la taquilla a por condón y lubricante

En la cabina seguimos con los magreos y mamadas. Y allí ya sí que se agachó él también y me la comió con mucha ansia. Luego se puso el condón y me la metió.

Ningún problema porque no era gorda, y entró a la primera. Pero cuando empezó a darme, como era larga llegaba muy al fondo y tuve que habituarme.

Me folló de espaldas contra la colchoneta y en cuanto estuve cómodo ya apreté el culo y me lo follaba.

Me debió tocar algún punto sensible prostático porque sin ser yo un escandaloso follando me encontré gritando y gimiendo. Eso le puso como una moto, me agarró del pelo y empezó a darle velocidad al polvo. Y ya nos pusimos los dos como locos y montamos un buen jaleo.

En una de estas me dio la vuelta, me puso con las piernas para arriba y me embistió. No duré nada. A los pocos momentos estaba soltando chorrazos de lefote.

Se quitó el condón y me agaché a comérsela. Me levantó y se tumbó él boca arriba. Se pajeó y en nada se corrió también.

Sonreímos y mantuvimos una conversación breve acerca de de dónde era y qué hacía en Madrid. Bajamos a ducharnos, yo con todo el lefote en el pecho, y había cola en la ducha. Un corte.

Me tocó mi turno, me lavé bien por todos lados y salí a aprovechar los últimos rayos de sol del verano Madrileño.

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