Relato Gay – Noche de verano en El Templo de Debod

Era miércoles, mes de julio, verano y de vacaciones. Había quedado con un amigo que hacía tiempo que no veía para cenar en el centro de Madrid. Tras la agradable velada y dado que al día siguiente él tenía que madrugar, decidimos irnos a casa a eso de las 00:30 h.

Yo llevaba unos días muy cachondo y necesitaba sexo urgentemente, por lo que antes de acabar el día e irme a casa a dormir pensé que darme una vuelta por el Templo de Debod no estaría mal. En un principio pensé ir a “La Finca de Papa” en Ciudad Universitaria, ya que allí a esa hora suele haber gente, pero ya que me encontraba tan cerca decidí pasarme por el Templo de Debod. Tras esta rápida decisión, recordé que las luces del perímetro del restaurante donde está la zona de cruising podrían estar encendidas y por lo tanto mi plan se vendría abajo, pero cual fue mi sorpresa cuando buscaba sitio para aparcar y observé que las luces verdes estaban apagadas y el restaurante cerrado, por lo que estaría lleno de tíos buscando sexo.

Aparqué, bajé del coche y según me iba adentrando por la oscuridad vi a tíos merodeando a lo lejos. Mi primera parada fue en la zona de la puerta del restaurante. Había dos tíos comiéndose a besos mientras otros dos miraban y se tocaban, decidí quedarme un rato observando la escena para ponerme a tono, cosa que ocurrió al instante. A los pocos minutos estos dos chicos al ver que empezaban a ser el centro de atención decidieron parar para que nos fuésemos. Tras esta corta escenita bajé rodeando el restaurante y me metí entre los arboles y arbustos. Como siempre estaba lleno de tíos, algunos pajeándose otros esperando para follar y comer pollas y otras dos parejas magreándose y comiéndose el uno al otro. No paraban de pasar chicos de un lado para otro, pero no me convencía ninguno. En este momento observé que varios tíos se iban a otra zona que nunca había explorado.

Cuando llegué, había un chico desnudo comiéndole el rabo a un tio alto, medio desnudo y al menos seis chicos alrededor mirando, alguno pajeándose y el resto tocándose los paquetes. Como este tipo de escenas me dan mucho morbo, me posicioné, me saqué la polla y empecé a pajearme. De repente el pasivo se puso de espaldas, se apoyó con las manos en el árbol y le empezó a comer el culo. Tras varios minutos lamiéndole el agujerito y metiéndole la lengua hasta dentro, se levantó, se puso el condón e intentó meterle la polla. Tras varios intentos fallidos y al ver que no podía, ambos se subieron los pantalones, se pusieron las camisetas y se marcharon, quedándonos el resto con ganas de haber visto más y por supuesto que muy calientes. Poco a poco nos fuimos dispersando y volviendo a la zona con más movimiento.

Primero volví a la zona de la puerta del restaurante. Según me iba acercando escuchaba azotes, lo que provocó que aumentara mi curiosidad. Y así fue, había un tío muy alto y con barbas follando y azotando el culo muy bruscamente, una escena muy hardcore y excitante. Desde luego que me quedé un rato viendo como le metía la polla uno y gemía el otro. Cada segundo que pasó viendo a esta pareja follar de esta manera, hizo que estuviese más cachondo y mi polla a punto de explotar. Por lo que decidí ir a buscar a un tío que me sacara la leche. Según iba andando encontré a otras dos parejas follando en una zona menos reguardada. En este trayecto me crucé con un chico guapete, no muy alto y bien de cuerpo, nos quedamos mirando y con un gesto le invité a que se viniese conmigo hacía abajo. Nos adentramos entre los arboles y empezamos a besarnos muy apasionadamente mientras nos tocábamos la polla y los huevos. Le quité el botón del pantalón, le baje la cremallera y le seguí sobando por encima de los slip. Poco a poco le subí la camiseta y empecé a lamerle su torso y a comerle los pezoncitos. Mientras tanto algunos chicos empezaron a remolinarse a nuestro alrededor. El también empezó a quitarme el pantalón y sin previo aviso empezó a comerme la polla. ¡Que ganas de sexo tenía! Ya que me estaba haciendo una muy buena mamada. Le agarré del brazo para indicarle que subiese y le pregunté que si quería que le follara, pero me dijo que no, que quería comer rabo y que le lefara en la cara. Aunque me jodió un poco al principio porque estaba deseando meterla, enseguida me puse manos a la obra. En esto que un tío que estaba cerca de nosotros pajeándose le invité a que se acercara para que también le comiera la polla.

En este instante estaba nuestro querido amigo arrodillado, comiendo dos jugosos politos, disfrutando y gimiendo como nunca. De repente el invitado de honor dijo que se iba a correr, se apartó para correrse hacía otro lugar, pero de repente el mamador se fue en busca de la polla para que se corriese en su cara. Esto me dio mucho morbo, por lo que seguí pajeándome y a los pocos segundos fui en busca también de esta boca para echarle mi lefa de unos 5 días.

Como le gustaba a este tío que se corriesen porque se ayudó con su mano para recoger nuestras dos lefadas con sus dedos y así llevárselo a su boca.

Llegados a este punto, me subí el pantalón y me marche, sabiendo que esa noche iba a dormir muy relajado.

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