Relato Gay – «El Canelita»

Le gustaba que le llamaran «El Canelita». Era un tío oriundo del Perú, alto, moreno, osete y de musculatura definida.

Canelita llevaba 23 años viviendo en España y era, por lo tanto, Español por naturalización. Me lo encontré un día en la Sauna Octupus.

Canelita tenía unos cincuenta y tantos de años y estaba con Julio, un chaval ecuatoriano de unos 20 o 22 añitos. No eran formalmente pareja, simplemente Canelita había conquistado a Julio, quien había estudiado en el cole con la hija de Canelita desde niño.

Canelita se había dado cuenta que el amigo de su hija desde la más tierna edad era un formidable gay.

Cuando fue mayor de edad, Canelita intentó hacerle ver que no era malo estar desnudo en la cama con otro hombre y finalmente terminaron follando.

En esa ocasión le quitó la virginidad a Julio en todos los sentidos: bucal y analmente. Julio era homosexual, le gustaban los tíos, pero sería Canelita quien le diera la oportunidad de su primera vez con otro hombre.

Esa es una de las maneras en que muchos chicos pierden la virginidad en el mundo homosexual: son seducidos y conducidos por un adulto quien casi siempre es mucho mayor.

Mi primera relación gay fue con mi primo cuando yo tenía unos 18 años, después nunca más volví a tener sexo con alguien de mi mismo género hasta que diez años después apareció Federico, un tío mucho mayor que yo a quien contacté por el chat de cruisingMADRID.

Federico era treinta años mayor que yo y se tomó su tiempo y con mucha paciencia me conquistó. Me fue enamorando hasta que me desnudó en su hotel y me hizo una de las mejores comida de culo de mi vida.

Antes de Federico había considerado que el encuentro con mi primo fue algo casual, que fue un desliz de la juventud, desliz que por cierto disfruté mucho, pero mi primo no me enseñó cómo sobrevivir en el mundo gay y caí directamente en el mundo heterosexual de nuevo…, hasta que llegó Federico, un tío casado, bisexual y me mostró de nuevo un mundo lleno de caricias, placeres, hedonismo y lujuria.

Julio y Canelita se convirtieron en amantes habituales. A Julio no le gustaba Canelita, si bien era un tío majo, Canelita llevaba la típica vida de gay dentro del armario y solo podía dedicarle tiempo cuando su esposa se iba de viaje a Canarias o a Estados Unidos, cosa que sucedía tan solo dos o tres veces por año, por lo cual, Canelita tenía que buscar tiempo de donde no tenía para escapar del trabajo y follarse a Julio.

A veces pagaba un hotel en Chueca, pero la mayoría de las veces se iban en coche a la zona de cruising detrás del Carrefour de San Fernando, para que Julio le hiciese una buena mamada.

Un día Julio quiso descubrir nuevos placeres en manos de otros hombres, conocer otros pechos y manos de hombres y sobre todo: pollas; le pidió a Canelita que lo llevara a alguna sauna.

Canelita lo llevó a Octopus en donde se lo folló y no le dió oportunidad de que probara las delicias de estar con otros hombres.

La segunda vez que fueron, fue justo cuando me los encontré, estuvimos los tres metidos en el jacuzzi.

Canelita era todo un sinvergüenza y en esa ocasión tenía ocupado sus dos manos en acariciar nuestros ojetes, yo estaba feliz, pues esa tarde había estado particularmente aburrida y mientras Canelita me introducía los dedos por culo debajo del agua, yo me autosatisfacía dándole a la zambomba.

Al cabo de un rato, después de que Canelita me contó todo lo que yo os acabo de contar, nos invitó a un apartado para que nos folláramos los tres, le dije que yo ese día iba en plan activo, cosa que le agradó a Julio pues aún no se lo habían follado dos tíos a la vez.

Nos fuimos a uno de los apartados y allí, mientras yo le daba de mamar a Julio, éste se puso en cuatro patitas mientras Canelita le daba por culo, a toda caña.

Canelita se corrió dentro de Julio y éste me pidió que lo follase, cosa que hice después de ponerme el condón y usar lubricante. Mi polla era mucho más grande que la de Canelita, a lo cual Julio pegó un grito de dolor que me puso algo nervioso, le pregunté si le sacaba la polla, si dejaba de follarlo, me respondió que ni de coña, que siguiera más «suavecito».

Canelita estaba frente a nosotros, viéndonos y muerto de la risa, sus carcajadas retumbaban en toda la sauna.

Después de varios mete-sacas suaves Julio me pidió que le diera más gas, que le rompiese el culo, cosa que hice de inmediato trayendo como consecuencia que estuviese presto a correrme.

Le dije que me corría, Canelita pidió que le diera mi leche en la boca a Julio, que a éste le gustaba esas guarrerías, pero Julio me dijo que no, que prefería que me corriese en su espalda, cosa que hice de una vez con autorización suya.

Le pregunté a Julio si quería que le comiera la polla hasta correrse, pero el tío dijo que no.

Después de las eyaculaciones respectivas, los tres salimos como buenos amigos y nos dimos una ducha en la cual nos acariciamos las pollas y jugamos a un pezoneo suave.

Julio tenía un compromiso de estudios con la hija de Canelita y se iba a marchar. Canelita y yo nos quedamos disfrutando un rato más en la sauna.

Después de algunos cubatas decidimos meternos al vapor y hacernos unas pajas. Canelita insitía en que quería follarme pero ese día no tenía yo humor de pasivo.

La paja fue muy graciosa porque Canelita me masturbaba con la mano izquierda y el tío no tenía control sobre el ritmo de la polla, lo que traía como consecuencia que justo cuando me iba a correr se me iban las ganas porque el tío cambiaba el ritmo.

Estuvimos así un buen rato hasta que Canelita, sin avisarme, se corrió mientras lo pajeaba. Se levantó a ducharse y yo continué pajeandome.

Nos encontramos de nuevo en el bar, seguimos conversando y luego me fui detrás de otro sudamericano de quien por cierto, de ese sí me dejé follar.

Fue una agradable tertulia. No me he vuelto a tropezar con Canelita ni con Julio, pero cuando las tardes de sauna están aburridas termino haciéndome una paja en su recuerdo.

Relato escrito por: Andrés Moreno
cineduquedealbasalax.blogspot.com

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